La semana que pasó regresé desde J-Bay a Muizenberg, parando a surfear y a dormir en el camino pero con un swell pequeño y no muy bueno. El martes entré a un pueblito llamado Jorgensfontein, donde había leído que sale una derecha cuando el mar está pequeño. Al llegar desde el auto vi olitas y autos en la orilla, me puse contento de haber encontrado el lugar (¡a veces no era fácil!) y enfilé al estacionamiento, pero cuando llegué me di cuenta de que todos salían del agua. ¿Marea demasiado baja? ¿Entró mal viento? No me aguanté y le pregunté a un local por qué se salían si se veía divertido. "Shark (tiburón)", me contestó simplemente.
¿Qué? Hasta ahora había surfeado sin tener ningún encuentro con escualos, y por si acaso nunca me metí solo, ni fui el primero en el agua ni el último en salir. Los tiburones son una realidad muy presente en Sudáfrica. Cuando llegué a Muizenberg me dijeron que hacía menos de dos meses un tiburón blanco se había comido a un pescador. No es que lo haya mordido...¡se lo comió! En Dunes, otra de las olas que surfeé, hubo un ataque hace 4 años. Mossel Bay (donde surfeé cuatro veces) es famoso por sus tiburones, y en J-Bay hace poco se reportó el primer ataque coordinado de tiburones (actuaron en equipo , uno por detrás y otro por delante, saltando sobre un surfer que iba EN OLA, ni siquiera echado remando). Es decir, en todos los lugares donde estuve había historias de esas que no quieres escuchar.
El tiburón que vieron en Jorgensfontein no era tan grande, un poco más largo que una tabla de surf según escuché, pero nadie quiere arriesgar una mordidita de tiburón aunque sea "chiquito". No tuve más remedio que resignar lo que quedaba del día sin surfear y me fui sin parar hasta Muizenberg. Allí me quedé en casa de mis amigos Stephan y Carmen, pareja sudafricano-española que viven allí y me recibieron como en casa. El miércoles en la noche fue mi despedida, si no había probado mucho el famoso vino de Sudáfrica esta vez los probé todos, caímos en un café que estaba cerrado pero cuyos dueños estaban dentro y nos invitaron a tomar unas copas, que al final fueron muchas, noche muy divertida pero que terminó muy tarde. Mi vuelo a Indonesia salía a las 10am y todavía tenía que devolver el auto...Dormí un rato, a las 5.30am me fui al aeropuerto, meditando en el camino todo lo que había vivido en las últimas dos semanas en este país de gente amable, geografía privilegiada y derechas buenazas. En lo que voy de viaje, este lugar fue definitivamente un highlight. ¡Adiós Sudáfrica, ojalá pueda volver pronto!
sábado, 1 de mayo de 2010
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