martes, 16 de marzo de 2010
Sigue temblando en Chile...
Jueves 11 de Marzo de 2010. 11,32 de la mañana. Hace dos días llegué a Pichilemu, uno de los pocos pueblos del sur de Chile que no sufrió grandes daños con el terremoto y tsunami del 27 de febrero pasado. He venido a pesar de las recomendaciones de todo el mundo. Sólo hace 12 días del terremoto que sacudió gran parte del país, y la gente está todavía muy afectada, aunque poco a poco la rutina empieza a normalizarse. Acabo de revisar mis correos y estoy a punto de poner en el Facebook: "Vengan a Pichilemu. Aquí está todo bien." En eso, la tierra empieza a temblar. Fuerte. Salgo corriendo del hotel mientras escucho el ruido de cosas que caen detrás mío. Llego al centro de la calzada y todo se sacude como en las películas. Los cables de electricidad, el pavimento, los coches, la gente. Todo. Apenas me tengo en pie. Cuando termina lo que algunos han mal llamado "réplica" y que no es sino otro terremoto (grado 6,9 escala de Ritcher, casi como el de Haití), la gente empieza la huida hacia los cerros. Especialmente en esta ciudad capital del surf chileno los pobladores están prevenidos contra un posible tsunami desde que se alertó hace años sobre la posibilidad de que ocurriera uno en la zona. Súmenle a ello el estado de alerta en que se encuentra prácticamente todo Chile desde el primer terremoto: en pocos minutos el centro parecía un pueblo fantasma; la gente va en coche, bicicleta, en carretas y a pie. Jóvenes, ancianos, mujeres, niños, animales. Yo mismo me encuentro con un amigo que me sube a su coche y emprendemos la subida al cerro. Algunos van muy rápido y hay algunos accidentes. Parte del camino es de tierra y se levanta una gran polvareda. Agentes de la policía e incluso soldados ponen algo de orden (el que pueden) en las calles. La Marina saca a los pocos surfistas que se encuentran en el agua en el momento del sismo. Paso las seis horas siguientes en los cerros, donde se ha congregado prácticamente todo el pueblo. Algunos acampan y otros son recibidos en casas de familiares o conocidos. Todos miran incesantemente el océano, temerosos de que ocurra otro tsunami. A las seis de la tarde bajo a coger algo de ropa para pasar la noche en el cerro. Atravieso la calle principal y la escena es surrealista. Negocios y casas cerrados, una que otra persona pasando a toda prisa, con bolsas en las manos. Las fuertes réplicas se suceden una tras otra, casi sin pausas. No hay energía eléctrica. Todo se cimbra a mi paso. Siento que tengo que salir de allí lo antes posible. En el hotel intento ducharme pero cuando estoy a punto de hacerlo una fuerte réplica remece la vieja casona de madera. Cambio de idea, preparo una mochila con lo indispensable y salgo a toda prisa. Afuera me está esperando la encargada, que me devuelve la billetera que dejé tirada cuando empezó a temblar y me pide irme porque todo el personal se irá también al cerro, cerrarán hasta el día siguiente y no quedará nadie. No alcanzo a sacar nada más, el hotel queda cerrado hasta nuevo aviso y camino con mi mochila hacia el cerro. Otra mochila y mis tablas de surf quedan en el hotel. En el cerro las mujeres lloran, los hombres fuman o intercambian pocas palabras. Todos se preparan para la noche. Esta se hace eterna, hay innumerables réplicas. No llego a contar 30 segundos entre una y otra. Algunas son apenas perceptibles, otras alarman a todos, que salen de las casas y carpas. Es muy difícil dormir en estas condiciones, y muchos optan por encender fogatas y compartir algo de cerveza y vino. Así llega la madrugada y unos pocos bajan del cerro, la mayoría a buscar más víveres y abrigo. Muchos pasarán otra noche aquí, y hay que estar preparados. Mientras, todos pedimos que, por favor, deje de temblar.
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Querido Nano: Muy gráfico tu relato, realmente impresiona. Aun no me explico que hacías ahi ya que sí se sabia que en Pichilemu se esperaban réplicas fuertes. Quiera Dios que la madre tierra se calme y ya deje de temblar en Chile.
ResponderEliminarBesos
La verdad es que no habia oido noticias acerca de posibles réplicas por aquí...bueno, ya estoy acá y la verdad es que la tranquilidad que hay ahora (porque no quiere venir casi nadie) también la disfruto :-) Un beso!
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