¿Recuerdo haber dicho algo así como "las olas están débiles en Mompiche"? ¡Qué buenas olas los últimos dos días! Por fin pude comprobar la veracidad de los dichos de mi amigo Zach, años atrás, cuando me contó de Mompiche. Diez años tuvieron que pasar desde que escuché las historias de mi broder para que pudiera venir a esta mítica ola izquierda, que siempre estaba en mi subconsciente...ayer y hoy sacó mucho de su potencial, tirando olas de casi dos metros al frente de un reef que esperaba cualquier fallo para dejarte "un souvenir".
Diez años atrás, para llegar a este pueblito había que ir previamente a Muisne, y desde ahí conseguir un bote que te llevara en un viaje de una hora. Toda la travesía era peligrosa, se sabía que habían frecuentes asaltos y hasta asesinatos. Hoy, una década después, hay una carretera en buen estado hasta Atacames, y desde otro ramal hasta Mompiche, con salidas diarias desde Quito o Guayaquil. Los tiempos han cambiado y se nota en el pueblo, que ya está adaptado para recibir a un incipiente turismo mochilero, y han aparecido surfers locales que, debo decirlo, son los más buena onda que he visto en mi larga vida corriendo olas. Nunca estuve en un lugar donde los locales te saludaran con una sonrisa auténtica, e incluso que te animaran a remar las olas. Poco a poco, día a día fuimos haciéndonos amigos, celebrándonos mutuamente las olas y no exagero si digo que es el crowd local más buena onda que he visto en cualquier point. Altamente recomendable como destino de surf (temporada diciembre-marzo), barato, tranquilo, buenas olas y buena gente.
Ah, un comercial: si alguien se anima a venir no dejen de comer aunque sea una vez en el restaurant Quindio, del cordobés "Fachín". Ambiente acogedor, te hacen sentir en tu casa y la comida buenísima. Recomiendo los spaguettis con camarones en salsa de la casa, pero hay mucho más. Cuestan 6 dólares, pero si quieren ahorrar en cualquier esquina encuentras almuerzos por 2 dólares y medio (normalmente sopa de pescado, un plato de pescado con arroz y patacones, y refresco). Más barato imposible. ¡Ah, y los jugos de fruta! Una delicia, a un dolarcito y medio de la fruta que se te ocurra, combinado de frutas, etc.
Me voy feliz, después de haber surfeado como un animal los últimos dos días. Según los pronósticos mañana también van a haber buenas olas, pero ya me quedé sin tablas (partí una y la otra -viejita- la vendí). Ahora enrumbo a Guayaquil, conecto bus a Tumbes (frontera norte del Perú con Ecuador) y desde ahí vuelo a Lima, mañana en la noche, para recoger dos tablas nuevecitas que me están esperando y ver a mis amig@s de toda la vida. Vayan sacando su cuenta de las horas de carretera a las que me enfrento desde un rato más. Bueno, ya se está haciendo costumbre en este viaje. Aloha!
martes, 19 de enero de 2010
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